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ALERTA RedUNE de Nuevas Terapias y Fraudes Sanitarios

ALERTA RedUNE de Nuevas Terapias y Fraudes Sanitarios


INTOXICADOS POR LA DULCE REVOLUCIÓN ¿Para cuando las instituciones nos protegerán de desaprensivos?

Publicado por red-alerta-nuevas-terapias activado 29 Mayo 2019, 12:33pm

A mi familiar de edad avanzada le habían diagnosticado cáncer terminal, identificándose el hígado como el órgano más afectado. La situación era tan delicada que no se recomendó ningún tratamiento que no fuera paliativo. Se explicó la situación al paciente y a toda la familia, y se hicieron los preparativos para que la persona muriera en casa rodeada de su familia como era su voluntad.

Durante unas semanas pudo vivir, aunque sin salir de casa, con una relativa normalidad y total lucidez, aceptando la situación y preparándose para ello con la ayuda del personal de cuidados paliativos. En esos días fueron muchas las visitas, ya que era una persona apreciada en su entorno. Entre dichas visitas llegó una mujer M.N (sabemos su nombre y apellidos)acompañada de su pareja que se quedó varios días. Le contó que ella misma tenía un cáncer desde hacía 20 años que era controlado por una mujer de Errigoiti en Vizcaya( Iosune G. de Dulce Revolución). Acudieron a la “curandera”con sus informes médicos y esta le proporcionó, sin ver al paciente, un tratamiento que según ella serviría para curarle.

El tratamiento consistía en lo siguiente:

*Tomar tres veces al día gotas de MMS con intervalos de una hora entre las tres veces. Se empezaba por 1 gota en cada toma aumentando progresivamente hasta 24 gotas en cada toma. Trajeron dos frasquitos con cuenta gotas con un cierto olor que recordaba a la lejía.

*Un vasito de agua salada de mar a las horas de comer. Trajeron un bidón de agua salada del cantábrico de uso alimentario.

*Infusiones y hierbas varias como artemisa, estevia y otras, cuyas dosis no llegamos a conocer.

Curiosamente, a pesar de que tener una numerosa familia que lo visitaba cada día y de la diaria presencia de amistades y otros familiares menos habituales, el tratamiento se inició con el consentimiento de la persona enferma, pero con el desconocimiento de la gran mayoría de los familiares y amigos. “Casualmente” las visitas de M.N. y su pareja tenían lugar en las horas en que la casa estaba más vacía y la decisión del paciente se basó en la idea de que no tenía nada que perder por probarlo. A pesar de que los efectos negativos empezaron casi inmediatamente y los familiares que vivían con el enfermo manifestaron sus dudas, decidieron respetar su voluntad.

Entre los efectos estaba la desorientación y pérdida de lucidez, acompañadas de vómitos; pero M. N. insistió en que también ella se había encontrado mal cuando tomó el tratamiento y que ahora estaba de maravilla.

Los síntomas duraron 3 días aproximadamente, porque cuando el resto de la familia tomo conciencia de la situación, se tomó la decisión consensuada con el paciente de suspender el tratamiento y se puso la situación en conocimiento del equipo de paliativos. Según la opinión de estos, se había intervenido a tiempo y la cantidad ingerida no acortaría el poco plazo que la familia tenía para despedirse. Aunque M.N. y su pareja no fueron conocedores de la intervención familiar, la visita finalizó sin que después hicieran ninguna llamada para interesarse por su salud ni tampoco acudieran a su funeral.

Los síntomas de desorientación desaparecieron en dos días y, aunque fue duro y triste tener que aceptar de nuevo la situación, recobró toda su consciencia y la mantuvo hasta el momento en que la sedación se hizo necesaria y los entrañables recuerdos que nos dejó en esos últimos días, en que pudimos disfrutar plenamente de su compañía, nos acompañaran siempre.

Esta fue nuestra experiencia y de ella extraigo la siguiente conclusión:

Cuando se acaba la esperanza y parezca que ya no hay nada que perder, todavía puede llegar alguien sin escrúpulos que, buscando su propio interés, te haga creer en la sanación y te robe de nuevo la esperanza y la dignidad, arruinando los últimos momentos de tu vida.

 

NOTA desde RedUNE:

Publicamos este testimonio,como método de ALERTA y PREVENCIÓN.

Irresponsabilidad de quien promociona y vende un producto-no farmacéutico-como si lo fuera. Desde el momento que se publicita para la cura de enfermedades terminales.

Es una autentica falacia manipuladora cuando dicen:

AVISO MÉDICO: "no sustituirá la apropiada asistencia médica, legal, financiera o psicológica."

y cuando deriva toda la aceptación de su consumo:

“ a que el mismo estará sujeto a tu propia interpretación y uso".“ a que el mismo estará sujeto a tu propia interpretación y uso".

 

Las instituciones tienen la obligación imperativa por Ley, de protegernos de la delincuencia que está provocando un grave problema de salud pública,con clarísimas derivas de sectarismo organizado,en nombre de la salud.

Denunciamos que en nombre de supuestos “remedios naturales”, existan entidades  y diversas franquicias, que actúan con total impunidad, beneficiándose económicamente de las personas más vulnerables   por graves enfermedades.

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